domingo, 15 de febrero de 2009

Mujeres enamoradas - D. H. Lawrence.

D H Lawrence - Mujeres Enamoradas Hace unos días fui al cine. La película se titulaba "El curioso caso de Benjamin Button". La encontré bellísima. Una historia contada dentro de otra historia. Un reloj que anda hacia atrás. Unas experiencias de vejez o de juventud fuera de su lugar, ...Los que somos diferentes, nos sentimos solos... pero los que se  creen participes de todo también lo están... comentaba uno de los personajes de su historia.

En otro momento la chica hace unos comentarios sobre  David Lawrence, al que considera un escritor maravilloso, esto me llamó la atención ya que este autor es también uno de mis preferidos. "Mujeres Enamoradas" es una de sus mejores obras. Fue escrita en 1916 y publicada en Estados Unidos en 1920. Posteriormente fue llevada al cine en 1969 por Ken Russell y con ella Glenda Jackson ganó el óscar a la mejor actriz.

Casi toda la obra es una conversación. Sus personajes solo dejan de hablar para escuchar a otros opinar sobre temas de amor, matrimonio, sexo y muerte. Las conversaciones suceden entre dos hermanas -Ursula y Gudrun- y sus relaciones con Rupert y Gerald. Los cuatro se enfrentan a sus  miedos, pasiones, forma de ver el amor, la libertad, y la búsqueda de una vida más sincera.

...El hombre enferma y muere por que la vida se aburre de él, avanzar en lo invisible diluirse en la nada universal... opinaba Rupert en una de sus plácidas tardes junto al río.

Vi esta película hace muchos años. Entonces estaba en la universidad. Por entonces buscábamos unas relaciones más sinceras, que nos permitieran ser más libres, buscábamos el sentido a la vida y a la muerte.

...Es imposible conseguir algo nuevo mientras se está apegado a lo viejo, incluso luchar contra lo viejo es estar apegado a ello...

domingo, 8 de febrero de 2009

Las máscaras



Desde los tiempos más remotos en todas las culturas se han utilizado las máscaras, bien con fines religiosos, de iniciación, o festivos. Creian que mientras las llevasen tendrian el poder del ser que representaban.
Existe otro tipo de máscara que no es objeto de ritual, o de fiesta, es la imagen que tenemos de nosotros mismos. El hombre necesita compartir, de igual forma que una vez lo hizo el átomo, o la primera célula.
El hombre necesita formar parte del grupo, en el trabajo, con los amigos, con la familia, y para 
ello necesita presentar una imagen de uno mismo que sea aceptada por ese grupo.
También, como se creía en la Antigüedad, el llevar la máscara te convierte en aquello que representas. El llevar una máscara, o querer dar otra imagen, son actos conscientes la mayoría de las veces, y esto requiere un gasto energetico que nuestra estructura tiende a economizar, con lo cual no suele ser muy duradera.
Pero como en el relato de "El caballero de la armadura oxidada" de tanto llevar la armadura puesta puede que  oxide y sea imposible quitársela. 
Nuestros Carnavales nos recuerdan cada año el verdadero sentido de las máscaras, un sentido festivo, religioso o artístico. Durante unos días nos convertimos en otra persona sin perder la conciencia de quiénes somos. Pero en la vida real, a veces la máscara nos engaña a nosotros mismos. Nos la creemos hasta el punto de que cuando nos la quitamos nos sucede como a los fantasmas, que debajo de la sábana no hay nada.