Hace unos días he vuelto de Túnez, un pequeño país del Mediterráneo, donde los Fenicios fundaron sus primeras colonias, donde Cartago tuvo su máximo esplendor, donde Aníbal un buen día decidió coger sus elefantes y lanzarse a la conquista de Roma, y tuvo la ocurrencia de atravesar los Alpes por el Valle de Susa y entrar en Torino. Bueno esa carretera actualmente está llena de curvas precipicios... atraviesa los Alpes por Gap y Briançon, es un camino que nosotros solemos pasar a menudo cuando vamos a visitar a unos amigos que tenemos en Torino, y siempre pienso en lo mismo... ¿como atravesó este valle Aníbal con sus elefantes? fue una heroicidad, ya que a pesar de fracasar en la conquista de Roma se le recuerda como uno de los grandes episodios de nuestra historia.
Túnez tiene un bonito legado romano, Dougga es una ciudad preciosa fundada en el 46aC, por orden del Cesar, se conserva bastante bien y tuvo un gran esplendor bajo el mandato del emperador Septimio Severo, que procedía de Libia. Conforme va pasando el tiempo, deja de ser romana para ser una de las cuatro ciudades santas del Islam y se comienza a construir mezquitas, bueno y así van pasando los años y como todas ciudades y países van cambiando de dueño, hasta que un buen día deciden ser independientes y el 1957 se proclama República.
Luego está el Desierto, Douz, llamada la puerta del desierto, el lago Chott-el-Djerid que una vez estuvo unido al mar, los desiertos de piedra donde viven los bereberes, los nómadas que para ellos parece no pasar el tiempo, viven como hace 3000 años, sus tiendas, sus rebaños, sus dromedarios... a veces nos observan, ven pasar los autobuses llenos de turistas, pensarán que andamos un poco locos... en parte somos como ellos, viajamos, cruzamos fronteras, vamos de un lado para otro, llevamos poco equipaje, vamos conociendo a nuevas personas, compartimos cenas, risas, historias, recuerdos, et bonne c'est la vie....
