miércoles, 16 de abril de 2008

Inquilinos


A veces me pregunto por que me gusta tanto viajar. Tal vez sea por que no sé como he aparcado en este planeta, y si voy a estar por aquí un tiempo, creo que vale la pena conocerlo.

No debe de haber muchos planetas como este, es azul, tiene mucha agua y lo encuentro bellísimo. He visto sus atardeceres en el Nilo, su sol de media noche en el circulo polar, la Cruz del Sur en la Patagonia. Me he sentido pequeña en Islandia ante una gran naturaleza, he subido hasta Delfos para consultar el oráculo, he surcado los fiordos como los vikingos, he visitado las ruinas de los mayores imperios, los templos de muchas religiones, las capitales de muchos países. He subido a los rascacielos de Nueva York y he volado sobre las cataratas del Niágara, he visto ballenas en varios sitios del mundo, he cruzado el estrecho de Magallanes y he volado sobre Siberia... y aún no he visto casi nada... Les he enseñado a mis hijos un poco de nuestro mundo. Desde que tenían siete años nos han acompañado en nuestros viajes, han visto el Oriente con los ojos de Marco Polo...

Solo conociendo nuestro mundo podemos respetarlo, solo conociendo nuestra historia podemos entenderla, te das cuenta de que nada es nuestro, que otras posturas son validas, y que si estamos en este mundo tal vez sea para que lo conozcamos y lo cuidemos. Cuando vas de viaje a una casa alquilada, procuras no romper nada, disfrutas del paisaje y antes de irte la limpias un poco, para el que venga después la encuentre como nueva.

Vivo habitualmente cerca del parque natural de Cabo de Gata, en Almería. Un lugar hermoso y apacible casi todo el año, aunque en verano viene demasiada gente.

Foto: Playa de Cabo de Gata.

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